viernes, 14 de junio de 2013

¡Krrrrr-uger!



Enlazando con el escrito anterior, decía que el Parque Nacional de Kruger (Sudáfrica) está a sólo 100 km de donde vivimos (con una frontera de por medio).


No me puedo aguantar, así que doy un salto en el tiempo, paso por encima de otras excursiones que contaré más adelante, y me voy directo al Kruger.


Junto con Etosha, el Kruger es el mejor parque nacional del sur de África. Tienen un tamaño muy parecido, 20.000 y 18.000 km cuadrados respectivamente, aunque gran parte de la superficie de Etosha está ocupada por un lago salado. El Kruger tiene, por tanto, mucha más superficie visitable y también muchos más visitantes. Otra gran diferencia es que la red de carreteras principales del Kruger está asfaltada –no así la secundaria-, lo que puede resultar más feo a ojos de algunos. Y, finalmente, el Kruger tiene una variedad de hábitat mucho mayor que Etosha y, consecuentemente, mayor número de especies de grandes animales. Aquí se encuentran, por ejemplo, especies propias de medios acuáticos (hipopótamos, cocodrilos, waterbucks, bushbucks…) que no existen en Etosha, que es mucho más árida. También hay en el Kruger monos “verdes” (cercopitecos) y babuinos, y algunas especies de antílopes típicas de esta parte de África, como el Nyala. El licaón o perro salvaje aún vive en el Kruger, pero se extinguió en Etosha.

Bushbuck o Antilope jeroglífico (Tragelaphus sylvaticus). Algunos consideran ahora que hay dos especies de bushbucks, éste sería el Imbabala (Tragelaphus sylvaticus).
[No conviene pasarse con las comparaciones porque sería como confrontar Cabañeros con Picos de Europa, o Timanfaya con Garajonay: un sinsentido. Etosha y Kruger son parques bestiales, de los mejores del mundo para ver animales… Eso sí, la charca iluminada de Okaukuejo ofrece en las noches de época seca un espectáculo que no tiene par.]


En resumen, hemos estado dos veces en el Kruger este año: una en abril y otra hace una semana. La última, con la compañía muy especial del recién desposado hermano de Silvia, Enrique, y de su mujer, Nuria, que nos han premiado con pasar parte de su luna de miel con nosotros (y el resto en la playa, en Mozambique). Helos aquí tan felices a la entrada del Kruger, en su primera visita a un parque nacional animalero en África:

Al otro lado del puente no nos ponemos tan cómodos...


Con estos dos ufanos chicarrones, la suerte tenía que estar de nuestra parte… Lo que no sabíamos es que iba a estar de nuestra parte 5 veces en poquito más de 24 horas, porque ése es exactamente el número de… ¡LEOPARDOS! con que agasajó el Kruger a la pareja nupcial. Apenas 2 horas después de haber entrado en el Parque, y con prisas para llegar al campamento (Malelane), vimos el primero: un macho que recorría la cuneta a plena vista de todo el mundo y con bastante parsimonia. A la porra los comentarios de “el leopardo es muy difícil de ver, sería una suerte inmensa ver uno…”, etc., ya en la primera tarde.



A la mañana siguiente nos informaron de que se había visto una hembra tumbada a la vista del camino, no lejos de allí. Tras haber estado buscando leones toda la mañana (infructuosamente), nos acercamos a ver si seguía estando allí, y lo que nos encontramos fue 3 cachorrazos 3 de leopardo, a los que pudimos observar durante una hora. Uno de ellos nos hizo toda una exhibición de indiferencia felina, tumbándose en un árbol muerto y dándose paseítos de un lado a otro para saludar a sus hermanos de vez en cuando. 

Desmitificando a mis congéneres



Para que os hagáis una idea, hablamos con una mujer que vivía a las puertas del parque y había visto también 3 leopardos… en 10 años de visitas bimensuales al Kruger. Dejando aparte a mi hermano Pablo y a cualquiera que viaje con él –Pablo tiene un pacto con el diablo para ver leopardos- ver 4 leopardos en menos de 12 horas, no es suerte, es un asco. Más: en dos años que estuvimos en Namibia –con 13 visitas a Etosha- ví sólo tres (uno con Pablo, claro), y en toda mi vida he visto 28, frente a cientos de leones. ¡Vivan los novios, pues!


Aquí podéis ver un video de este cachorro. (nota: he actualizado este video y ahora lo podéis ver con calidad).



leopardo alta corto from Nacho Aransay on Vimeo.
Después de comer y de hacer las gracias pertinentes de “ya vale de leopardos, que los tengo aborrecidos”, los mismos decidieron que no habíamos tenido bastante y que merecían mucho más nuestra atención que los leones, así que nada más salir del campamento (Skukuza) una preciosa leoparda decidió sumarse a la vorágine y cruzar la carretera frente a nuestras narices cuando apenas llevábamos recorridos un par de kilómetros.  ¡Cinco leopardos en 25 horas! Récord del mundo para los novios…  y antes de haber visto un solo león, por cierto.


Vale, no soy un leopardo, pero los romanos creían que soy un cruce de ese animal y un camello

En el Kruger se calcula que hay unos 700 leopardos actualmente. Se ven con relativa frecuencia (más en carreteras de asfalto que de gravilla, por cierto) y más que en otros parques, pero una cosa es una cosa y otra es lo de estos chicos. No se lo dijimos a mucha gente para que no les tiraran piedras, claro, y para que no les veten la entrada por abusones.


El resto de la visita también estuvo a la altura de las expectativas. Vimos cientos de elefantes y tuvimos que estar parados media hora esperando a que un macho en “musth” despejara el camino. El “musth” es un periodo en el que los machos están hiper-hormonados (la testosterona se multiplica por 60) y pueden resultar muy peligrosos. Se reconocen porque durante ese tiempo secretan muchísimo líquido por las glándulas temporales (parece que lloran, aunque todos los elefantes lo hacen un poco) y no paran de orinar en pequeñas cantidades. 


También los rinocerontes –blancos aquí- se dejaron ver en buen número, así como los hipopótamos, fácilmente observables en algunas lagunas desde observatorios. 

Escaramuza entre hipopótamos en Lake Panic (foto de Silvia)


Otro de los momentos álgidos fue encontrar una manada de hienas con sus cachorros tomando el sol de la mañana junto a una carretera. Como siempre, a nuestros invitados les sorprendió mucho la belleza de estos tremendos depredadores, tan alejados en la realidad de la imagen estúpida que el “Rey León” les ha atribuido ya para siempre en el imaginario occidental. 

Cachorro de hiena manchada (Crocuta crocuta), reclinado sobre su madre


Los leones en sí se hicieron de rogar, y “sólo” vimos dos machos descansando al borde de una laguna y otro macho, después, junto a un ñú matado la noche anterior por otros (¿leones, hienas?... no los encontramos). Este último macho estaba en un estado físico deplorable, absolutamente demacrado, y daba realmente lástima verlo. Quizás sería un león “desahuciado” que aprovechó simplemente los restos de la caza para sobrevivir un día más…

Garza Goliath (Ardea goliath), la mayor del mundo
 

Seguiré otro día con más cosas.

No swimming, boy

Los autores, con las chifas de verlo todo



3 comentarios:

Fernando dijo...

De momento sólo he visto las fotos, pero ya puedo afirmar con rotundidad que ¡sois unos @&&¡//$ONES!

Pablo Aransay dijo...

Oe, oe , oe. Esos leopardos de moda! Qué pasada el macho grande! Y los pequeños son bestiales tb. Qué suerte! Silvia, tus hermanos qué comen? Que no me roben los leopardos, eh? Que me enfado!

Ricardo Gómez dijo...

5 leopardos ... mamón. Iba a decir que me vengaré, pero has puesto el listón muy arriba.

Por cierto, sube tb fotos de pajarillos, que se que el Kruger es muy potente para avechuchos diminutos de los que a mi me gustan. Abrazos