lunes, 25 de febrero de 2013

Cómo organizar un costratour (o qué hay detrás de la cámara) Parte I




Hasta ahora he contado qué sitios y qué animales hemos visto en Namibia, y con qué gente, pero ha llegado el momento de desvelar todos los secretos de cómo organizar un costratour. Todo lo que siempre quisisteis saber y nunca os atrevisteis a preguntar sobre lo qué pasa detrás de la cámara que alimenta este blog, está por fin a vuestro alcance.


Para empezar, ayuda mucho tener un costratourero que viva en el país de destino, como ha sido el caso en Namibia para solazamiento de todos los costras. Eso sí, si el costra en cuestión ha decidido darse una vuelta por el suelo patrio, habrá que convencerle con un petit-suisse de que vuelva a su hogar africano:



Como un costra se conforma con ese poco, en seguida lo tendremos de vuelta donde queríamos, en Namibia:
 

Antes de ello, o después o en medio, habrá que reunir un grupillo de gente interesada en hacer el viaje. Como el de estas fotos, que sirve muy bien para dar una medida realista del número de personas que pueden apuntarse… a poco que te descuides (imagen real, no lo intenten en casa):


Con todo el mundo ya en el destino, lo siguiente será encontrar alojamiento. Tener una casa así, vista la aceptación de Namibia entre nuestros allegados, ayuda mucho:
  

Y, para sacarlos de casa y viajar por el país, hay que tener en cuenta las características de muchas de las carreteras de Namibia, que son así:



Así que para andar sobre seguro, no hay nada como llamar a tele-toyota, que en un santiamén te deja un Landcruiser en la puerta de casa.


Y para los costratours realmente grandes, puede ser necesario un vehículo ligero de apoyo:



Ya tenemos la gente y los vehículos, ahora habrá que estudiar el itinerario y pensar un poco en lo que se quiere ver (cuantos más calvorotas podáis juntar en este paso, mejor):


Con todo bien pensado y decidido, hágase una buena compra para alimentar a los viajeros con enjundia. Una buena tortilla, por ejemplo, siempre viene bien:


La carne es excelente en Namibia y se encuentra en cómodas raciones individuales en los comercios (ésta, por ejemplo, es suficiente para la mascota del viaje):


Y también se puede comprar con cuernos, que serán muy útiles como espetones más tarde:



Si el viaje va a ser muy, muy largo, no es mala idea llevarse carne en estado viviente. Unas simples caricias son suficientes para convencer al facócero más reacio a montar en coche:


Además, si el grupo es muy grande, conviene contratar una cocinera o una fila de ellas:



Bien, la comida, resuelta, pero recordad también que Namibia es un país muy seco, así que no olvidéis llevar mucha agua… o poca, pero mucho de otros líquidos en ese caso. Chichi lo tiene muy claro:


Con la intendencia solucionada, es hora de empezar el costratour de verdad. Lo más difícil ha quedado ya atrás. Las maravillas de Namibia se van desplegando a nuestro paso y…, ¡un momento! ¡Se nos ha colado Michael Jackson en el Costratour! Por favor, que alguien lo baje en el próximo desierto, ¡este tío huele a muerto!


Perdonad la interrupción, hay gente que tiene mucho morro, ¡revisad bien que no llevéis polizontes en el costratour!.

Decía que ya podemos ir a ver paisajes flipantes y bichos por doquier, que es a lo que hemos venido, pero aunque haya muchos animales, no hay que dejar de currárselo para sacarle el máximo partido al costratour:


No sólo se debe otear el horizonte con fruición, hasta que se te caigan las pestañas, también hay que prestar atención al retrovisor por lo que pueda aparecer por detrás…




Y fijarse bien donde hay coches parados, no vaya a ser que estén viendo algún bichillo que no hayamos visto desde lejos:



En las paradas es importante aprovechar para seguir echando un vistazo. Con dos o tres horas en cada una puede ser suficiente para cubrir covenientemente todo el terreno, pues no hay mucho donde mirar:


Las paradas también son buenos momentos para reorganizar el equipaje, que se va desmadrando a medida que transcurre el viaje. Hay que dejarlo todo siempre bien guardado y en las mejores condiciones de higiene posibles:




Hay muchos kilómetros que recorrer y para no cansar a los costras con tanto coche es fundamental intercalar paseos a pie entre desplazamientos. Estos  pueden ser:
- Ligeros, con mochililla de ataque para llevar galletas y agua por si acaso:
 
 

 -          - O, utraligeros, de los de falda arremangada, si el terreno es fácil :
 



Los paseos son buenos momentos, además, para reponer la despensa. No hay que hacerle ascos a nada que pueda servir de condimento…




… o incluso de plato principal:



Como en el caso del facócero, da buenos resultados la técnica de llevarse comida en vivo de la que vayamos encontrando por el camino. Un poco de labia da estupendos resultados incluso con los platos más volátiles:


Con las piernas ya descansadas y la nevera bien surtida otra vez, es hora de retomar el camino… si al camino le da la gana, claro:

 



Que no se os olvide dejar a alguien de brazos cruzados dando indicaciones, claro. No pasa nada, incluso si se avería el coche es fácil encontrar avezados mecánicos capaces de arreglar cualquier desaguisado en el motor. Sólo hay que facilitarles las herramientas y correrán a ayudarnos:



Solventada la situación, hay que darle muchos ánimos al que le haya tocado ir en el maletero esta vez:


Y de nuevo a la carretera, a ver si hay suerte y se cruza algún animalillo:



Con tanto entretenimiento, los costras llegan casi sin darse cuenta al Parque Nacional de Etosha, el plato fuerte de cualquier viaje a Namibia:


Y si hay suerte y queda algo de dinero, que no siempre es el caso, incluso es posible entrar a ver qué hay dentro.

Una vez allí, todo se vuelven comodidades pasando ocho horas al día sin poder bajar del coche. Es el momento feliz de vivir el amor entre costra-toureros: 



Y de pensar en actualizar el equipo de fotografía, también:





(NOTA: La continuación está en el siguiente post, que aparece inmediatamente encima de éste en la web)






1 comentario:

Carlos dijo...

¡qué bien se lo pasan mis hermanos!