domingo, 7 de junio de 2009

Dakar bajo los milanos

Foto: Isla de Gorée (Silvia Frías Nebra)

Vivimos en Dakar, en el barrio de Amitié 2 -dos mejor que una-, alojados por ahora en casa de Vito-Vito-Vito, una amiga española nominada para el nobel de hospitalidad.

Yo llegué a principios de mayo, con un poco de retraso respecto a Silvia, que se vino para acá en marzo después de un año muy movidito en Macedonia. A mí, por mi parte, me iba tocando cambiar de país y de cultura; la experiencia de Marruecos ha sido muy intensa y bastante cansada, así que el cambio ha llegado en el momento adecuado.

¿Y qué tal, por Senegal? Pues muy bien, todo nuevo, todo por descubrir, mucha gente $por conocer y, en resumen, a empezar casi de cero otra vez.

Dakar, a pesar de haber hecho algunos viajecitos por África en los últimos años, no la conocíamos (ni Senegal, aunque estuvimos en Gambia hace tiempo y ya nos hicimos una idea). Es grande, tiene más de 2 millones de habitantes y, claro, hay mucho lío, mucha gente… mucho de todo. Dakar está en una península, la de Cabo Verde, que es el extremo occidental de África (¡y llevo tres visitados! Me falta el oriental, el cabo Guardafuí, en Somalia…), así que nos rodea el mar por casi todas partes (¡el Atlántico, por si hay dudas!).

La sensación que me produce esta ciudad es que un gigante ha levantado Senegal por el lado del interior, y que todo lo que había en el país se ha volcado por el embudo que desemboca en la península de Cabo Verde: es decir, en Dakar.

El corazón de la ciudad es un gran puerto comercial (más feo que Picio, claro), en torno al cual está el pequeño casco histórico (colonial, francés), al que se le han ido añadiendo barrios y barrios y barrios hasta ir ocupando toda la península, y que de hecho ya la desbordan y se extienden hacia tierra firme. En realidad más de la mitad de la población de África, en general, vive hoy en día en las ciudades; Senegal no es una excepción.

Dakar fue la capital de la colonia del África Occidental Francesa*, desde 1902 hasta dos años antes de la independencia de Senegal (en 1960), y fue también un polo cultural y político muy destacado en los primeros decenios posteriores al fin del colonialismo. Así que Dakar (Senegal) tiene una historia y una cultura muy rica y extensa, que salta a la vista con tan sólo echar un ojo a sus impresionantes librerías (no muchas, pero extraordinariamente bien surtidas). [Me refiero aquí a la historia y cultura moderna, solamente, sin mencionar la riqueza cultural tradicional del país, que es inmensa y muy diversa, pero en la que por ahora soy casi un completo analfabeto].

Obviamente, por tanto, el lenguaje europeo que se habla aquí es el francés, que conoce todo el mundo en alguna medida (cosa no tan obvia en Marruecos), y el lenguaje africano común es el Wolof, que también domina casi todo el mundo (menos nosotros, aunque nos estamos aplicando…). Por ejemplo, para comprar pan tienes que aprender a decir: Mburu laa sojla!, y gracias se dice: Yereyef!. Pero en Senegal se hablan muchas otras lenguas además del Wolof: peul, soninké, serer, mandinga, poular, etc. También hay bastante gente de origen libanés, que conserva el árabe.

Además de los sonidos de los humanos y de sus artefactos (no me olvido de la música, pero esa es una larga historia…), se oyen muchas otras lenguas en Dakar, provenientes del aire sobre todo: por todas partes chillan los milanos negros (Milvus migrans parasiticus, una especie de aguililla mediana que también es abundante en España), graznan los cuervos (aquí son blanquinegros, Corvus albus), y farfullan las diferentes especies de tejedores (Ploceus), primos de los gorriones europeos pero con coloridos tropicales, amarillos y negros. Junto a todos ellos, algunos alimoches sombríos (Necrosyrtes monachus), estos silenciosos, y unos pocos loros (¡sí, loros salvajes!) pero bien vocingleros surcan el cielo de Dakar. Los pajarracos están por todas partes: sin ir más lejos, enfrente de casa de Vito hay un gran mango en el que cría una pareja de milanos, con la misma tranquilidad con que lo haría una pareja de palomas en una ventana en España. Por la noche, el mismo árbol alimenta a un montón de grandes murciélagos frugívoros que pegan unos chillidos muy poco melódicos, y las lechuzas navegan en silencio por el barrio, dando el toque de sobriedad a tanto desmadre.


*El África Occidental Francesa comprendía los siguientes países actuales: Mauritania, Senegal, Malí, Guinea-Conakry, Costa de Marfil, Níger, Burkina Faso y Benín.

1 comentario:

Ricardo Gómez dijo...

Vaya, del shwiya-shwiya pasamos al Dakar fish-tuning (tuneo genético, claro).

Mucha suerte en vuestra nueva aventura. Estaremos atentos a lo que nos contéis.

Abrazos
R y T