Nota: todas las fotos pueden verse en grande aquí.
Ahora que la temporada de lluvias
casi ha pasado completamente en Namibia, me he escapado cinco días a Etosha yo
solo. Es mi primera visita de este año, la octava en total y la primera desde
diciembre. Espero que este año le sigan muchas
más.
2012, a diferencia
del pasado, está siendo un año relativamente seco y en Etosha se nota mucho la
diferencia. Primero porque el paisaje está más amarillento que el año pasado y
segundo porque la laguna de Etosha (“pan”) tiene poco agua. Eso no será muy
bueno para la fauna, pero sí para los visitantes porque en la época seca, que
está a punto de empezar, la concentración de animales en los puntos de agua
(los famosos “waterholes”) va a ser espectacular.
Ya, de hecho, se ven algunos
elefantes y rinocerontes en el waterhole de Okaukuejo, cosa que el año pasado a
estas alturas no pasaba. Y también se ven algunos elefantes en la zona de
Namutoni.
Empecé la visita por ese punto,
Namutoni, que es el campamento más oriental (los campamentos de Etosha tienen
camping, bungalows, restaurante, tienda, gasolinera, piscina y waterhole
iluminado por la noche. También tienen un libro de registro de los
avistamientos de animales más interesantes que siempre hay que consultar). Tras
una corta primera tarde viendo jirafas, que abundan en esa zona, y una noche
con orquestación de leones rugiendo, me encaminé (es un decir, porque no puedes
bajar del coche ni mucho menos caminar en Etosha) al waterhole de Chudop con la
esperanza de ver un leopardo que lo frecuenta al amanecer. Pero este
rinoceronte negro (o rinoceronta, no lo sé), me entretuvo un buen rato en el
camino.
Rinoceronte negro |
Los rinocerontes negros han
proliferado mucho en Namibia en los últimos años y ahora se ven con frecuencia
en Etosha (y en la época seca, muchísimo en los waterholes por la noche).
Cuando visité Etosha por primera vez en 1997 eran casi una rareza. Comen
principalmente arbustos y, por cierto, lo hacen muy ruidosamente. Este estuvo
un buen rato a mi lado tan tranquilo y luego cruzó la pista por detrás de mi
coche y siguió su camino. Era la primera vez que tenía un rinoceronte negro tan
cerca y que no saliera corriendo asustado, ¡muy emocionante!
Con este trajín, llegué a Chudop un
poco tarde y me enteré por otras personas (obviamente) de que el leopardo ya se
había ido.
Pero no pasa nada, hagas lo que hagas
en Etosha siempre ves un montón de animales. Estos dos cachorros de mangosta
rayada (Mungos mungo), estaban con el resto de su extensa familia al borde de
la pista. En Namutoni andan todo el día por el campamento. El último día,
cuando salía de Etosha ya, me topé otra familia de ellas agrupada en el centro
de la carretera, todas de pie y mirando al monstruo ruidoso que se acercaba
hacia ellas. Salieron corriendo antes de que pudiera fotografiarlas, una pena
porque habría sido una foto espectacular.
Mangostas rayadas |
Después de una larga mañana buscando
elefantes en las planicies de Namutoni, ya de vuelta al campamento y a menos de
5 km de
él, me topé con tres elefantes machos. Uno de ellos estaba dándose un bañito en
una pequeña charca, con evidente gustito por el chapuzón.
A remojo |
Al poco, otro gran
elefante macho estuvo andando media hora delante de mi coche hasta que también
se paró en una charquita a refrescarse. Es muy gracioso ver a un animal tan
grande, más bien inmenso, agacharse delicadamente para meter primero el trasero
en el agua, y después pegarse una buena rociada con la trompa. Después del
baño, siguió su camino muy satisfecho, sacudiendo la cabezota de un lado a otro
como un perro contento.
Entre rinocerontes y elefantes, los
“curritos” de Etosha se dejan ver por todas partes. Estos son los animales más abundantes:
cebras, avestruces, oríces, ñúes y springboks (un tipo, más o menos, de
gacela). Hay miles y se ven casi constantemente, pero cuando alguien te
pregunta si has visto algo, dices que no, pensando en leones, elefantes,
guepardos, leopardos, etc., como si los pobres “curritos” fueran invisibles.
La segunda y la tercera noche las
pasé en Halali, el campamento central del parque. La segunda mañana amaneció
lluviosa y grisácea, y no veía casi ningún animal. Hasta que paré un momento a
aliviar la vejiga rápidamente en un llano con muy buena visibilidad. Frente a
mí, salida de no sé dónde, una hiena moteada recorría la llanura de vuelta a su
cubil, donde pasaría el día durmiendo. Cuando llegó a las estribaciones de la
laguna se reunió con otra hiena y se perdieron entre los taludes. Las hienas
deben ser muy abundantes, pero no sé por qué ahora se dejan ver poco.
Tras toda una mañana de relativa mala
suerte, porque no apareció ninguna estrella más, me dirigí al waterhole de
Noamses, y a los cinco minutos apareció este precioso león macho, poco más que
un cachorro grandote, con un par de coches detrás que lo habían seguido durante
un cuarto de hora por la pista. El león decidió que ya se había exhibido
bastante y fue a echarse entre los arbustos fuera de nuestra vista.
León |
Por la noche, en Halali, tenía la
esperanza de ver un leopardo que suele ir a beber al atardecer al waterhole,
pero no apareció, ni ningún otro animal.
Al día siguiente, tras unas vueltas
por los waterholes de Rietfontein, Salvadora, Charitsaub y Suaeda, zona buena
para guepardos, me fui a consolarme de no haberlos encontrado al waterhole de
Homob, que suele dar muchas alegrías. Efectivamente, nada más llegar ví una
manada de seis leones (tres hembras y tres machos jóvenes) al borde del agua.
Era todavía muy temprano y los leones debían haber estado bebiendo y ahora
estaban descansando en la orilla.
Leona |
Al otro lado, cientos de cebras iban
abrevando, con esporádicos ataques de pánico cuando el viento les traía el olor
de los leones tan cercanos (supongo).
Cebras de Burchell |
Uno de los leones machos hizo un amago de
acercamiento sibilino a un springbok que se le acercó bastante, como se puede
ver en la foto, pero todo quedó en eso y el springbok se salvó. Las leonas
fueron retirándose muy pronto a la sombra de los arbustos, muy cerca de los
coches que estábamos allí. Un poco después fue un ñú el que se acercó demasiado
a la manada con gran interés de los leones, pero también se dio cuenta del
peligro, pegó un bote espectacular y se escapó.
León al acecho |
Run for your life |
Como veía a los leones interesados en
comer (de hecho, siempre lo están, pero esta vez se les veía más atentos que
otras), decidí quedarme a ver qué pasaba. Y así, esperando, se pasaron ocho
horas de reloj (vale, fui al baño pero tardé quince minutos en ir y volver…).
Era algo que siempre quería hacer, pasarme un día observando una manada de
leones. Porque al final, siempre te entra el prurito de qué podría estar viendo
ahora mismo si siguiera mi camino en vez de echar más tiempo viendo a estos
leones que no están haciendo nada, y acabas marchándote, claro. Pero esta vez
me quedé, con la esperanza de ver los leones cazando (Homob es muy buen sito
para ello)… y no me comí un colín. Prácticamente no se movieron en todo el día,
sólo para ir de una sombra a otra, mediando muchos saluditos entre ellos y muchas
posturas indignas de tan fausta fiera, pero lo que se dice acción, nada de
nada.
Eso sí, lo pasé muy bien viendo al resto de los animales venir a abrevar,
incluyendo un rinoceronte negro. Y también me molesté bastante con un par de
familias de afrikaners ruidosos y maleducados, que treparon a los techos de sus
coches y casi ponen en fuga a los leones. Cuando vayáis a un parque nacional
sed un poco considerados y no hagáis estas cosas, por favor, asustan a los
animales. Y cuando la tarde caía, que es cuando quizás podría ver algo, tuve
que volverme al campamento que está a 40 km de allí.
De camino a Okaukuejo, el tercer
campamento, paré en Newbrownii, que es otro waterhole frecuentado por leones y
elefantes. No los ví allí, pero la luz era preciosa y pude fotografiar a placer
estas cebras (cabecera) y este chacal. Por cierto, que el chacal bebió agua, empezó a
caminar y se paró para expulsar una sonora ventosidad con evidente regocijo,
estirando todo su cuerpo mientras lo hacía. Será pueril contarlo, pero el caso
es que nunca había visto un animal ventoseando tan conscientemente. Los
chacales, como los zorros en Europa, son muy abundantes y los depredadores que
más se ven en Etosha, incluyendo el interior de los campamentos.
Chacal de lomo plateado |
Okaukuejo es el campamento más agradable
y tiene un waterhole que es la mayor atracción del parque y del país. En época
seca es un hervidero de herbívoros por el día y por la noche ofrece un desfile
impresionante de leones, elefantes, rinocerontes y a veces bichos más raros.
Como todavía no es época seca, no esperaba ver mucho, por no decir nada, pero
la sequedad de este año cambia las cosas, y a los pocos minutos de esperar
aparecieron dos elefantes machos, seguidos un rato después por cuatro
rinocerontes negros. Okaukuejo es, literalmente, una animalada. Me fui a la
cama muy feliz, con los leones rugiendo de fondo.
Rinocerontes negros: madre y cría mayor |
El último día lo pasé recorriendo la
zona al norte y al noroeste de Okaukuejo. Primero fui al waterhole de Okondeka,
donde había leído que hay una gran manada de leones que nunca había visto
(aunque creo que sólo había estado allí una vez antes). El waterhole es muy
distinto a los demás, está en una zona muy abierta, al borde de la laguna de
Etosha (que como he dicho, este año es un saladar inmenso hasta donde alcanza
la vista, completamente seco) y allí sólo crecen pequeños arbustitos y un par
de acacias aisladas. El punto de agua en sí es un pequeño manantial bastante
alejado de la escasa vegetación. Sin embargo, está todo repleto de esqueletos
de los animales que se han zampado los leones, que deben ser muy buenos
cazadores para tener éxito en un sitio tan abierto. Llegué el primero y al
instante ví que los leones estaban al descubierto, en torno a la charca. La
imagen, con un fondo tan abierto y tan pelado, recuerda más a las fotos de los
leones de la Costa Esqueletos
que a Etosha, y es igual de bella.
Los leones de Okondeka |
Lástima que al amanecer estaban totalmente a
contraluz y a mucha distancia, pero pasé un par de horas estupendas viéndolos
beber y retozar. Eran dos leones adultos, de los más bonitos que he visto, tres
hembras y cuatro cachorros de unos nueve meses de edad.
Se acercaba la hora de marcharme, me
dí una vuelta por las llanuras al oeste de Okaukuejo, sorprendentemente vacías
de herbívoros, y volviendo al campamento me topé con un par de coches parados…
observando otra manada de leones (cuatro esta vez, dos hembras y dos machos)
que estaban empezando a retirarse a la sombra. Esta es una manda que hemos
visto otras veces, muy cercana ya a Okaukuejo.
Con el sol ya alto, paré un ratito en
Okaukuejo y me dirigí a la salida del parque, con la esperanza de recorrer el “loop”
de Ombika, una zona preciosa con guepardos, pero éste es uno de los pocos
caminos que se han cerrado por la lluvia. En vez de hacer el “loop” me acerqué
un rato al waterhole, que está muy cerca de la carretera, y me consolé viendo
unos cientos de buitres comiendo una carroña. En alguna sombra cercana, la
manada residente de leones estaba sin duda haciendo la digestión.